lunes 8 de noviembre de 1948
El fin justifica los medios
Aparece este semanario en un momento crítico y lleno de
incertidumbre e inquietud para la Patria. No creemos venir a salvarla. No somos
ilusos. Nos limitaremos a cumplir, en nuestro campo, en el periodismo, con que
nos parezca justo. Hemos debido haber salido algo antes para el público, pero
un cambio de Gobierno sorpresivo aunque no inesperado, ha instalado a una Junta
Militar en el poder y nos ha obligado a meditar la justicia de nuestra
posición. Y no la variamos. Seguimos creyendo que sólo la honestidad y el
desinterés asentados en una doctrina social revolucionaria, que sea realizable,
podrán hacer la felicidad de nuestro pueblo. Ha caído en régimen que nació
quién sabe descompuesto. Nunca, nos ligó nada a él. Jamás podremos perdonarle
su entrega y su debilidad frente al apra. Sin embargo, no podemos estar de
acuerdo, por el momento y la forma, con su deposición. Ese régimen estaba
enmendano rumbos. No podía esperarse mucho de él, es cierto. Pero era el
régimen legalmente constituido: un Gobierno al que le tocó una época difícil,
en la que tuvo que luchar en dos frentes: contra el apra y contra la
plutocracia. No podríamos afirmar que lo hizo mal, por lo menos en el caso del
apra. Quién sabe es más práctico y seguro matar los piojos a la luz del sol. En
la noche se pueden esconder las liendres. El panorama político estaba pues, mal
que bien, clareando. Otras razones pudieron buscarse para derrocar al doctor
Bustamante. Que las hay, siempre que nos pongamos en plan de derrocadores, que
no lo somos. ¿No pudo seguirse otro camino, que mantuviera nuestro crédito en
el exterior, para aliviar la crisis que atravezaba el país?... Pero, mejor no
continuemos. A los hechos consumados, hay que darles cara. Nada se saca con
lamentaciones y romanticimos ante lo concreto y real: en Palacio de Gobierno
existe un nuevo régimen y el pasado, que fue de gestos ineficaces, con un noble
y digno gesto, aunque también ineficaz, ha terminado. Ahora se abre un nuevo
panorama. No podemos calificarlo, como algunos, de funesto. Sería pueril y
prematuro. La política da muchas sorpresas y muchos malos pasos se pueden
enmendar. Aunque es difícil. Ya hemos visto la asunción al poder del doctor
Bustamante junto al apra y luego su separación. No juzguemos antes de tiempo lo
que no ha ocurrido todavía. Condenamos la actitud revolucionaria del Sur en lo
que tiene de pasión e inoportunidad. Sin embargo, creemos que el fin justifica
los medios. Y, a pesar de no conocer aún ese fin, confiamos en el patriotismo y
la capacidad de los hombres que componen la Junta de Gobierno. A nadie más que
a ellos les conviene realizar una obra de bien y progreso para la Nación. De lo
que hagan dependerá el juicio definitivo de la ciudadanía. Ojalá, por el
bienestar de la Patria, acierten y enderecen los malos pasos.
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